licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana, maestro en
Literatura inglesa en la Universidad de Edimburgo y doctor en Literatura
española e hispanoamericana en Salamanca. A mediados de los 90, Padilla trabajaba como director
editorial de la revista Playboy y
publicaba su columna "El baúl de los cadáveres" en el
suplemento Sábado. En 1994
recibió en una sola edición tres Premios de
Literatura Bellas Artes: el de Cuento Infantil Juan de la Cabada, por Las tormentas del mar embotellado —que
inicia cuando un grupo de niños encuentra
un barco en el desierto—; el Juan Rulfo para Primera Novela por La catedral de los ahogados —sobre
un hombre que habita una isla desierta—; y el de Ensayo Literario Malcolm Lowry
por El dorado esquivo: espejismo
mexicano de Paul Bowles. Ese mismo año, publicó el relato El año de los gatos amurallados,
sobre un grupo de personas que se exilian en el Metro luego del terremoto de
1985 en la Ciudad deMéxico. El relato le valió el Premio Kalpa de
Ciencia Ficción. En 1996, participó en el Manifiesto del crack, que formó junto a sus amigos de
preparatoriaJorge Volpi y Eloy Urroz, a quienes se unirían más
tarde Pedro Ángel Palou García y Ricardo Chávez
Castañeda para presentar esa propuesta que acarrearía opiniones divididas
entre la crítica literaria. Sandro Cohen publicó a todos los autores del crack
en la colección Nueva Imagen.
En 1999 recibió de nueva cuenta dos premios nacionales: el de Ensayo José
Revueltas por Los funerales del
alcaraván: historia apócrifa del realismo mágico, obra que permanece
inédita, y el Premio de Cuento Gilberto Owen por Las antípodas y el siglo, relatos que serían publicados en 2001
y donde Padilla vierte
su fascinación por los exploradores-descubridores ingleses. La novela Amphitryon (2000) le valió a Padilla el muy sustancioso Premio
Primavera de Novela otorgado por la editorial Espasa-Calpe, en el mismo año en
que su amigo Jorge Volpi recibía el Premio Seix Barral por En busca de Klingsor.
Fue agregado cultural de la Embajada de México en la Gran Bretaña (2001-2003);
publicó entonces Crónicas
africanas, una serie de artículos que había publicado ya en el
suplemento Nostromo sobre
la experiencia de Padilla al
vivir durante dos años de la preparatoria en Swazilandia, viaje que incluso
llevó al autor a convertirse en reo de muerte, acusado de ser uno de los
terroristas que habían explotado una bomba en Zambia.
Su obra narrativa ha cosechado una docena de premios nacionales e
internacionales, y ha sido traducida a más de quince idiomas. Es también
ensayista y ha escrito algunas novelas para niños. Ha sido becario de
la John Simon Guggenheim Memorial Foundation y es miembro
del Sistema Nacional de Creadores.
Galardonado con el Premio Nacional de las Juventudes Alfonso Reyes 1989;
Premio Kalpa de Ciencia Ficción, 1994; Premio Nacional Juan Rulfo para Primera
Novela, 1994; Premio Nacional de Cuento Infantil Juan de la Cabada, 1994;
Premio Nacional de Ensayo Literario Malcolm Lowry, 1994; Premio Nacional de
Ensayo José Revueltas, 1999, y Premio Primavera de Novela, 2000; Prremio
Nacional de Dramatugia otorgado por el Gobierno del Estado de Baja California,
2008, Premio de Artes Plásticas Luis Cardoza y Aragón otorgado por el Gobierno
del Estado de Nuevo León, 2008, y el Premio Nacional de Obra de Teatro para
Niños que otorga el Gobierno del Estado de Coahuila, 2008.
El lunes 15 de diciembre de 2008 se anunció que Ignacio Padilla obtuvo el Premio
Internacional Juan Rulfo de cuento, por su obra Los anacrónicos. Sin duda 2008 fue el año de los premios
literarios para el escritor y funcionario cultural mexicano. ("Gana
mexicano y estadunidense premio Juan Rulfo de cuento")
Nombrado por el Presidente Felipe Calderón Hinojosa director de la
Biblioteca Vasconcelos, recibe la institución en una situación lamentable por
incumplimiento de los contratistas, por lo que en marzo de 2007 se ve obligado
a cerrar la "Megabiblioteca" ante la crítica de la comunidad
intelectual del país. Ignacio Padilla afirmó que así pasen 2 o 4 años para que
le entregen el edificio, no lo recibirá sí tiene fallas estructurales. El 15 de
agosto el periódico el Milenio
Diario, da cuenta de su renuncia a la dirección de la Biblioteca
Vasconcelos y su inclusión en un proyecto por definir de promoción de la
lectura.
El 11 de febrero de 2011, fue nombrado miembro correspondiente
en Querétaro de la Academia Mexicana de la Lengua
si volviesen sus majestades
Esta no es una novela. Es el último borrador de una novela que jamás
existió. Un borrador que se autodestruye constantemente y un diario íntimo que
aspira a ser público. Lo escribe el solitario responsable de un reino que ha
sido abandonado por sus amos.
Entre lagartos albinos, teléfonos, televisores, historietas y remordimientos,
el narrador de esta historia vive exiliado del tiempo y del espacio. Sólo le
acompaña y consuela su bufón, el único capaz de comprender la tragedia de su
vida y de seguir con él hasta el final del mundo.
Con esta novela, donde el apocalipsis alcanza incluso al lenguaje, Ignacio
Padilla ha realizado una de las propuestas más audaces y entretnidas de la
literatura mexicana de las últimas décadas.
Versión fatalista y cómica de la búsqueda del Santo Grial. Si volviesen Sus
Majestades demuestra por qué el absurdo sirve mejor que nunca para explicar la
condición humana.